lunes, 9 de enero de 2012

"La Condesa De Viches Y El Marqués De Villafuerte"

Un día la Su Majestad,
de quien la Condesa de Vilches era muy amiga,
invitó a toda la realeza a tomar el té a palacio.

En plena tertulia, y sabedora del talento de la condesa para las adivinanzas,
Su Majestad la invitó a improvisar algunas para entretener un poco a los aburridos invitados.

Ella aceptó de buena gana.

Comienza entonces la condesa a echar un vistazo alrededor de la espléndida sala donde estaban reunidos, llena de hermosas pinturas y lujosos adornos de toda índole.
De repente, se fija en un cuadro de la Reina montando a caballo,
y dice:

“Ya está. Ahí va la primera:

Es GRANDE, ENHIESTO, BRIOS O, Y ENTRE LAS PIERNAS DE LA MUJER SE PONE NERVIOSO”.

 “¡La Verga!”

Se oyó exclamar en el salón a una voz estentórea y aguardientosa.
 Se trataba del Marqués de Villafuerte…
hombre obeso y tosco conocido por soez y prepotente,
pero que era muy respetado por el gobierno de Su Majestad a causa de ser un excesivamente rico y poderoso.

“¡Oh, Dios mío! Es usted un mal educado y un vulgar.
¿Cómo se le ocurre? ¿Cómo se atreve?”
Expresó de inmediato, con gran indignación la Condesa,

“Jiménez, por favor tráigame mi capa y mi sombrero que me retiro”, pidió dirigiéndose al mayordomo de Palacio.

“Oh no, discúlpenlo por favor damas, condesa. Denle otra oportunidad al marqués”,
se apuraron a suplicar varios invitados (los cuales eran deudores del Villafuerte, dicho sea de paso)”.
“Sí amiga, perdona esta pequeña insolencia del nuestro amigo el marqués”, solicitó en voz alta la reina, y le susurró al oído “Recuerda que necesito de su apoyo”

“Bueno, por esta vez lo disculpo, pero que no se repita”, cedió la condesa.
 Siguió entonces el juego…..
 La duquesa nota una bella sortija de matrimonio en la mano de una de las invitadas y se inspira para decir :

“ES REDONDA, SOBERBIA, BRILLANTE, Y NO HAY MUJER A LA QUE NO LE ENTRE COMO UN GUANTE”.

“¡LA VERGA!”

Vuelve a exclamar el protervo marqués sin dudar ni un segundo.

“Oh, ¡esto... esto es espantoso, es inadmisible e imperdonable!

Jiménez, tráigame ahora sí mi capa y sombrero que me voy”.

La condesa ya gritaba de enojo. “No, hombre, no se enoje condesa,

le recuerdo que soy gente de campo”,
comentó Villafuerte a manera de disculpa con esa desagradable voz y su actitud siempre desafiante.

Todos los invitados ruegan para el marqués una última oportunidad.

“Amalia, por favor……
 ”, suplica la reina mientras retenía con delicadeza el brazo de la condesa.

“Bueno, pero será la ÚLTIMA VEZ que soporto una impertinencia de esta laya”. La Duquesa cedía ahora con un severo rictus facial.

 Va otra adivinanza
La Duquesa observa entonces a un invitado metiendo una galleta dentro de la taza de su té y pregunta a su auditorio:

“ENTRA SECA Y ESPONJOSA Y SALE MOJADA Y BABOSA”

 “Jiménez, mi capa y mi sombrero, qué me largo”
  Vociferó de súbito Villafuerte
¡¡¡PORQUE CHINGO A MI MADRE SI NO ES LA VERGA!!!

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