Una pareja de esposos tenía ya varios años casados sin poder tener
hijos.
Un sacerdote, amigo de ellos fue designado para ir al Vaticano y
les prometió encender una vela allá para pedir que tuvieran hijos.
Luego
de casi 10 años, ya siendo obispo, regresó a su pueblo y visitó la casa
de sus amigos.
Cuando entró, vio varios niños que corrían de aquí para
allá y a la señora con varios meses de embarazo.
- Hola -le dijo- ¿y todos estos niños?
- Son míos -dijo la señora- Desde que Ud. se fue al Vaticano y encendió
la vela, he salido embarazada todos los años. Llevo 8 hijos.
- Es un milagro!! -dijo el prelado emocionado
- ¿Y donde está su esposo?
- Salió de viaje para el Vaticano... para apagar la pinche vela q prendio...!
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